Anoche dormía,
soñaba que tu eras mi cielo,
plagado de estrellas y cometas,
plagado de mil luces que formaban
un millar de reflejos en tu ojos.
soñaba que tu eras eterna, te soñaba
suave, libre, ardiente.
viernes, 19 de marzo de 2010
domingo, 25 de octubre de 2009
AMOR
Como el rosal su rosa primera,
como la ola su lejana ribera.
Como el alba su cielo rosado,
como la luna su vestido encantado,
¡te amo!
Como el día su luz dorada,
como la noche su mantilla estrellada.
Como el verano su brisa de la tarde,
como el invierno su chimenea que arde,
¡yo te amo!
Como la primera sonrisa su rubor,
como el primer encuentro su temor.
Como el primer beso su dulzura,
como la primera vez su ternura,
¡así yo te amo!.
ADAS
- Las Hadas existen, dijo con absoluta certeza mientras miraba hacia los bosques de concreto que se dibujaban en el horizonte al tiempo que sacudía el polen de su cuerpo.
- Las Hadas no existen, le respondió ella mientras ordenaba el pétalo sobre el que habían dormido esa noche.
Por un momento se quedaron en silencio observando cómo el sol iba descubriendo cada detalle del paisaje que habitaban.
- Las hadas tienen el cabello oscuro -dijo - Hay veces en que su piel es del color del caramelo y el sonido de sus risas es aun más bello que el de nuestras vertientes cuando descienden desde las montañas. Pero también hay veces en que están tristes y estrellas cristalinas se escapan de sus ojos. Si miras fijamente a los ojos de las hadas podrás ver lo que ellas han visto y si ellas lo permiten, podrás sentir lo que ellas han sentido.
- Pues te digo que no existen las hadas - volvió a refutar ella mientras con una pequeño aguijón cocía un trocito de hoja dañada por el viento.
Él se quedó nuevamente en silencio mirando el horizonte.
- Si, estoy seguro de que las hadas existen. Entonces agitó sus alas y elevó el vuelo hasta la cima de los árboles desde donde podía mirar aun mas allá del horizonte que limitaba su vista.
- No- volvió a decir ella esta vez en voz baja -las hadas no existen- y en un breve momento sus alas transparentes cubiertas por su larga cabellera se agitaron con la bisa de la mañana.
domingo, 18 de octubre de 2009
Soy la lluvia inesperada en tu camino.
Soy la flor atada a un pensamiento.
Soy la estrella perdida en tu universo.
Soy el lamento eterno en la lejanía.
Soy el secreto oculto a tu conciencia.
Soy la luz que no quieres ver.
Soy la brisa helada en la tristeza.
Soy el cometa sin destino.
Soy la niebla confusa del día.
Soy tantas cosas y a la vez nada.
Soy mariposa ya sin vida.
Soy hoja seca en esta tierra.
Soy el aire sin respiro.
Soy aquella que te sueña.
Soy esa que te ama.
¿Sabes quién soy?